domingo, 25 de mayo de 2008

Nadie quite sus ojos de encima

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Carlitos se reflejaba en el espejo, o el espejo se reflejaba en Carlitos. Cada pedazo de Carlitos se calcaba en cada pedazo del espejo, y así, el par correspondiente de Carlitos-espejo unidos correctamente a los demás pares, formaban el reflejo de Carlitos en el espejo, o del espejo en Carlitos. De esta manera, Carlitos gesticulaba, y el espejo recibía el gesto de forma tan precisa, que apelaba sin márgenes de error a la coincidencia, y lograba así reflejar el exhaustivo movimiento de cada músculo de su cara, e incluso, el resultado de su tan riesgosa y compleja decisión de excederse en su confianza con el espejo y revisar hasta los últimos poros de su piel, y de cada vello que nacía y crecía casi al mismo tiempo sobre los mismos. Pero era como si no tuviera idea nadie del trabajo mismo ni del trabajo del otro. Ni el espejo de Carlitos, ni Carlitos del espejo -que además- había olvidado por completo. Porque Carlitos llegó a la confusión inevitable de pensar que realmente era él quien estaba reflejado en el espejo, y no el espejo quien se estaba viendo sobre Carlitos. De todos modos, la rebelión comenzó con una distorsión inhumana en el cuerpo reflejado, es decir, sin los mismos vellos ni los mismos poros que habían sido descubiertos antes, como si alguna mágica ráfaga de sombras extraviara la imagen o resultado del apareamiento entre Carlitos y el espejo, y una especie de muerte quisiera hacer un trío con ellos dos. No vaya ahora Carlitos a confundirse con la muerte, o la muerte con Carlitos, o el espejo pensara que es la muerte, o Carlitos se diera por muerto. Por fortuna, un pestañeo suele pasar inadvertido y sin intenciones de complicar a nadie.
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1 comentario:

Balmaceda Arte Joven dijo...

Hola este es el Blog de Balmaceda Arte Joven, aca subiremos noticias, eventos y fotografías!!!
Saludos.