jueves, 31 de julio de 2008
Por qué escribo
Diré algo de lo que estoy seguro:
Yo escribí por miedo. Y si aún escribo
es porque me he enredado tanto al miedo,
que ya lo asumo como algo
o como todo
de lo que estoy hecho.
Yo escribo por miedo y escribo para salvarme;
para palparme,
para saberme,
para tragarme.
Yo escribo por miedo a quedarme sin ojos;
y que las lágrimas me salgan por los poros,
libres al fin de mi silencio de años,
así tan desnudas y desmesuradas,
y así yo, tan vulnerado de tristeza,
tan frenéticamente violado por el llanto.
No es gran cosa aquello de la escritura,
es sólo mi gran mentira asumida;
Miento cuando nombro al amor
e ignoro la obscenidad
que carga a sus espaldas,
o los guijarros de odio,
innombrables y temibles
que esconden mis afectos.
Entiéndame: decidí -sin ser culpable-
fundar mi nombre sobre jardines inventados,
sobre infancias forjadas a letras,
sobre un obelisco derrumbándose
frente a mi casa.
No es gran cosa aquello de la escritura,
mas para no morir me ha sido suficiente;
Yo escribo por miedo a olvidarme,
por miedo a matarme, a desaparecerme,
por miedo a morir y que no me crean.
Yo escribo
por miedo de haber nacido
-irremediablemente-
en este mundo.
.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario